Allí se saltó la baranda de protección, pese a los numerosos paneles de advertencia del peligro y tocó a uno de los tigres que estaba en su jaula. Por instinto, el animal le mordió la mano, y le arrancó la primera falange del índice de la mano derecha.
Visiblemente poco afectado, el joven “se reía, sentado en el suelo”, cuando llegaron los servicios de emergencia, que lo transportaron a una clínica para ser operado.
“La investigación concluye que las medidas de seguridad estaban siendo respetadas y que la responsabilidad del circo no se cuestionaba”, precisó el gendarme.
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