La colocación de los ‘piercings’ tuvo lugar ante un centenar de curiosos, en un estudio de tatuaje llamado Pain for Sale (Dolor en venta) de la pequeña ciudad de Gillette, indicó el Gillette News Record.
Según los testigos, Burns no protestó durante las cuatro horas y 27 minutos de suplicio voluntario, parpadeando apenas cuando las agujas penetraron en la piel detrás de la rodilla.
"Es un fenómeno. Pensaba que gemiría o algo así. Pero, si lo hubiéramos dejado, se habría dormido", declaró Robert Benson, que colocó las 1.501 agujas. Una vez batido el récord, le retiraron una a una todas las agujas a excepción de una. Ed Burns decidió mantener el piercing número 1.501, una pequeña haltera, en la nuca.
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