
A Jimi Hendrix le hubiera venido bien poder acogerse a la objeción de conciencia o que el servicio militar obligatorio no existiera cuando le tocó hacer la “mili”. Al menos se habría ahorrado el hecho de tener que simular ser homosexual para ser liberado de sus tareas marciales y dedicarse a su verdadera pasión, la música. Al menos eso afirma Charles Cross, autor del libro Room full of mirrors en el que se rememora su vida.
La peculiar y fructífera estrategia le sirvió al que posteriormente iba a convertirse en uno de los grandes guitarristas eléctricos para abandonar el ejército estadounidense. Según los registros, Hendrix dijo al psiquiatra de la base que tenía fantasías sexuales con sus compañeros de cuarto, una creciente adicción a la masturbación y que estaba enamorado de un miembro de su unidad.
Según afirma el autor del libro, la carrera del músico creció rápidamente después de que dejase Fort Campbell, en Kentucky. Comenzó a viajar por el Sur con una banda y tocó como apoyo para artistas como Otis Redding, los Isley Brothers y Little Richard en el llamado Chitlin’ Circuit. El libro repasa además todas las anécdotas y hazañas del guitarrista desde su problemática infancia en Seattle hasta su escalada a lo más alto con éxitos como Purple haze, Hey Joe y The wind cries Mary con los que vendió más de 100 millones de discos.
Tomado de 40 Principales España.