La historia es la siguiente: después de empatar 2-2 en el partido de ida, el Termoli se mantenía con un gol de ventaja en la revancha. En ese momento, Vittorio Esposito cayó en el área y el árbitro del cotejo no dudó en cobrar la pena máxima, pero ante esta situación, al que le habían cometido la falta tomó el balón, se dispuso a ejecutar la sanción y, afirmando que no hubo falta, pateó afuera la pelota.
La sorpresa fue para los futbolistas de ambos equipos, aunque sus rivales le agradecieron por su sinceridad, a pesar de haber quedado eliminados de la competencia.
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