La estudiante se inscribió en el Stonehill College del Instituto Easton en 2007, pero fue en el último año cuando surgieron realmente los problemas, cuando fue destinada a la habitación de Laura Sidla, con quien comenzó a mantener fuertes discusiones. ¿El motivo? La muy activa vida sexual de Sidla.
Blankmeyer pidió el cambio debido a que no podía soportar las actividades de cama de su compañera. Su defensa aduce que la joven habría sufrido "depresión con instinto suicida y síndrome de déficit de atención". Ahora la estudiante exige a la universidad que compense los daños causados con 150.000 dólares.
Debido al rechazo de la universidad, la estudiante afectada se vió obligada a pasar los últimos seis meses del curso en su vivienda de Nueva York, publica ABC.es.
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