Ahora, tiene todo el cuerpo tatuado, piercings e incluso cuernos en la cabeza, y vive feliz con sus cuatro hijos y un nuevo marido, el padre que siempre había querido para ellos. Aunque la llaman ‘la mujer vampiro’, ella prefiere ‘mujer jaguar’.
“Me casé porque me sentí sola; mis padres tenían año y medio de haberse separado, y cuando alguien te hace reír te enamora", explica.
María José tiene claro que Silvana, Samantha, Guillermo e Ismael son la razón de su vida. En el día a día es una madre más y acompaña a sus hijos al parque y les ayuda con los deberes.