“Nos tomamos el asunto muy en serio. Si hubiese realmente un cocodrilo o un caimán y muerde a alguien, los reproches serían tremendos”, declaró el alcalde de la pequeña localidad turística, Helmut Hey.
Desde que el pasado fin de semana se produjera la primera observación, las autoridades dictaron la prohibición de bañarse en las aguas del lago Klausensee, en cuya orilla se encuentra situado un gran balneario que sufre actualmente una apreciable falta de clientes.
La prohibición afecta igualmente a los restantes lagos, mas de una docena, situados en torno a la localidad bávara ante el peligro de que se encuentre en alguno de ellos el supuesto cocodrilo, que según los testigos tiene mas de un metro de largo.