Los resultados de la investigación, que analizó a miles de mujeres por casi 30 años y fue publicada en la revista Stroke, coinciden con las guías de la Asociación Estadounidense del Corazón que recomiendan que las mujeres no beban más de una copa al día.
“El alcohol es una espada de doble filo, dado que mayores niveles (de consumo) pueden aumentar la presión arterial y (las posibilidades de sufrir) fibrilación atrial, que son factores de riesgo del ACV”, indicó la autora.
Varios informes previos demostraron que los niveles bajos de ingesta de alcohol están ligados a menores posibilidades de sufrir un ACV. Jimenez y sus colegas emplearon datos de un estudio multitudinario sobre enfermeras que evaluó la salud, dieta y estilo de vida de más de 83.000 mujeres de mediana edad durante 26 años.