En otras etapas de la vida, puede tener que ver con que alguien no desee establecer una pareja monógama, no tenga esto como ideal en su vida y prefiera relaciones casuales.
Otras veces, las personas tienen claro qué es lo que les produce sufrimiento, pero no pueden cambiarlo; y la sensación es la de estar frente a algo que no se puede dejar de hacer, que repetimos insistentemente aunque nos genere molestia.
Si una persona cambia constantemente de pareja y siente que no es esto lo que quiere, que le gustaría enamorarse, armar una relación estable; si el interés por el otro sexo se pierde recurrentemente o aparece -con distintas personas- ideas casi “invasivas”, desagradables; si pequeños rasgos empiezan a parecer irritantes, o aparecen sensaciones como el asco, el rechazo, la desestima del otro, es muy probable que estemos frente a un síntoma.