Una vieja casona ubicada en el barrio porteño de Coghlan en Buenos Aires, Argentina, desató una investigación judicial tras el hallazgo de restos humanos enterrados durante trabajos de demolición. La vivienda, con más de 100 años de historia, cobró notoriedad no solo por su arquitectura centenaria, sino también por haber alojado al legendario Gustavo Cerati a comienzos de los años 2000, además de otras figuras del arte como Hilda Lizarazu y Marina Olmi.
Durante la remoción de una pared, los obreros encontraron huesos humanos ocultos en una parte de la estructura. Al advertir la situación, notificaron a la Policía de la Ciudad, que activó el protocolo correspondiente y convocó al fiscal para llevar adelante la investigación.
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La hermana del actor Boy Olmi, última dueña de la casa, vendió el inmueble hace pocos meses. Tras concretar la operación, los nuevos propietarios iniciaron la demolición para construir un edificio en el terreno. El periodista Julián Padilla reveló el caso y logró reconstruir parte de la historia oculta del lugar.
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Marina y su exmarido compraron la vivienda hace 30 años al hijo de una inmigrante alemana. Durante los años en que Cerati vivió en España, alquiló la propiedad de manera esporádica.
La policía científica recogió los restos óseos y comenzó los estudios forenses para establecer su antigüedad y procedencia. Por ahora, los investigadores no encontraron vínculos entre los restos y los residentes más conocidos del lugar, aunque el hallazgo reavivó las historias enterradas bajo tierra.
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Las principales hipótesis apuntan a que el terreno funcionó antiguamente como geriátrico, capilla o incluso establo durante la época colonial. Vecinos mayores del barrio aseguran que estos usos dejaron huellas invisibles que hoy emergen con fuerza desde el subsuelo de Coghlan.
Este descubrimiento inesperado reescribe el pasado de una casa que, hasta hace poco, solo evocaba música y arte.