
Así es, aunque usted no lo crea, la mujer abandonó el hábito religioso para acoger el hábito de desnudarse a través de una webcam.
“Primero me sentía mal, pero, la verdad, ya no. Me siento súper bien cuando voy a la iglesia. Siento mucha paz, mucha tranquilidad cuando estoy allá. Cuando entro, trato de entrar lo más decente que pueda, y no falto los viernes al grupo de oración, los sábados de vigilia y los domingos a la misa”.
A los 10 años entró al convento donde comenzó una vida religiosa, sin embargo, en Medellín, cuando logró conseguir un trabajo donde conoció Juan Bustos, un filósofo que creó la primera “universidad” para modelos webcam.
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