Praljak fue sentenciado por el Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia, culpado por causar decenas de violaciones a la comunidad musulmana que se radicó en Bosnia; aparte de esto provocó unas 9.000 muertes entre 1993 y 1995.
El líquido que se tomó en plena sentencia resultó ser un veneno que le quitó la vida, una escena que conmocionó a los presentes y a los espectadores que seguían la transmisión en vivo.