
Uno de los participantes, era un malabarista, que lanzaba cuchillos a su ayudante, el cual sostenía algunos naipes. Todo iba bien hasta que cometió un error de cálculo que, afortunadamente, no terminó en tragedia.
El cuchillo tocó la mano del joven, que intentó disimular el dolor y la sangre, y por escasos milímetros no supuso un corte fatal en uno de sus dedos.
Minutos después, otro cuchillo rozó la cabeza del ayudante