Se trata de Paul Fisher, un surfista profesional australiano quien moldeó con sus propias manos la tabla de surf con la que montaría las olas más peligrosas. Sin embargo, lo más extraño es que su "herramienta de trabajo" tiene la forma de un enorme y grueso miembro viril.
La masculina creación de Fisher lo hace sentir más seguro sobre las olas, además es una señal muy clara de lo que le espera a sus admiradoras.
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