Incluyendo maniquíes que parecen sacados de las bodegas más viejas de Pericoapa y pelucas que emulan las greñas de Charlie Monttana, los fans de la obra de George Lucas no pueden hacer otra cosa más que mentársela a la atrevida gente de Wolfsburg, Alemania, lugar en que tiene lugar la más triste exhibición de Star Wars de la que se tenga memoria.