
Este record fue llevado a cabo en el Gaming Arena de Poznan, al oeste de Polonia, un evento en el que se reúnen aficionados a la informática y los videojuegos.
El chico sólo se permitía un descanso de diez minutos cada hora, para entrar al baño, ser revisado por los doctores, recibir masajes y cerrar los ojos durante algunos minutos.
Por supuesto, el joven batió records y logró recaudar 2.500 euros que serán destinados a obras benéficas.