El joven mago, aprovechando que un policía andaba ocupado pidiendo por teléfono sus pastillas para bajar de peso, se le acercó y le calentó los ánimos ofreciéndole, muy directamente unos buenos gramos de marihuana. Al ver la oportunidad de un arresto limpio, el policía ya estaba sacando las esposas cuando, oh! Sorpresa, mágicamente desapareció la hierba.
sIn cuerpo del delito a la vista, al policía no le queda más remedio que libre al supuesto dealer.
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