Se trata de Blake Loates, quien estaba cenando junto con su marido cuando abrió la botella y quedó congelada. Doug, padre de la víctima, escribió una carta de queja a la compañía que fabrica la bebida. La disputa de la familia es entendible: la hermana menor de Blake, Fiona, de 11 años, tiene parálisis cerebral y autismo.
Los ejecutivos pidieron disculpas y aseguraron que la aparición de las palabras de ninguna manera era intencional. La empresa decidió retirar las botellas y destruir las tan polémicas tapitas.