El creador de esta maravilla fue Randy Sárafan, un «artista hacker», que se inspiró en modelos de ropa interior «electrónica» que vio en tiendas sirias. En ese caso, los sujetadores llevaban luces, brillaban en la oscuridad o se controlaban con el mando a distancia.
“En Occidente, a menudo pensamos en las culturas árabes como sociedades sexualmente reprimidos, cuando – de hecho -, resulta que son claramente pasos agigantados por delante de nosotros en los avances en la tecnología de la ropa interior”, afirma el inventor. “Los que estamos en las culturas occidentales tenemos que aprender una o dos cosas de los sirios sobre la ropa interior llamativa y electrónica”.
Antes de dar con esta creación probó varias formas de hacer que un sujetador de desabrocharse solo, pero los intentos, desde un mini motor que levantase una bisagra o una chispa que quemase hilos, fueron infructuosos.