“Sentí un pinchazo inmediatamente después de estornudar”, relató Monique Jeffrey. “Enseguida me di cuenta de que algo estaba mal, algo se movía en mi cuello y comencé a experimentar un dolor punzante”.
Sin embargo, el asunto se volvió un poco más complicado. Horas más tarde Monique volvió a sentir un fuerte dolor y que el brazo izquierdo se le dormía.
Los médicos le ordenaron que no se mueva y le diagnosticaron que tenía dos vértebras del cuello dislocadas. La mujer se encuentra ahora bajo tratamiento y en reposo.