
La semilla la puso «Cowboys from Hell», el excepcional disco que rompió la desapercibida trayectoria hair metal que había mantenido el grupo a lo largo de cinco álbumes en los que sólo se pudo atisbar someramente el inigualable talento de todos sus miembros, especialmente uno de ellos, el guitarrista Dimebag Darrell, un genio a incluir en ese Top Ten liderado por Jimi Hendrix y que, afortunadamente, fue rechazado en su día por Dave Mustaine para obtener plaza en Megadeth. Aquella banda de vaqueros del infierno, con Phil Anselmo y Rex sustituyendo a Terry Glaze -sustituto a su vez de Donnie Hart, el vocalista fundador- y Tommy Bradford en voz y bajo respectivamente, estaba a punto de convertirse en leyenda con la publicación de un nuevo trabajo ahora indispensable en cualquier discoteca rockera que se precie.