Jaycock aseguró que sufre dolor constante en su espalda, cintura y cuello, producto de su talle 34K de brassiere, que equivale a más de 100, según el sitio inglés Daily Mail. Mientras muchas adolescentes sueñan con tener curvas pronunciadas, ella se desespera por deshacerse de las suyas, que empezaron a emerger cuando entró en la pubertad.
Lejos de disfrutar la atención, la adolescente fue objeto de burlas por sus compañeros y de toda clase de comentarios sexuales y abusivos por parte de extraños en la calle.
El mayor problema por estos días, es que Jaycock no encuentra una marca de brassieres que la pueda contener y tiene que esperar otros cuatro años para poder operarse. "Al menos las chicas con poco busto tienen push ups que las ayuden a mostrar. A mí nadie me ayuda", se lamentó la joven, quien mide apenas 1,62 de altura.