Estuvo 932 días dentro del baño de su casa en Singapur porque sentía que “alguien la presionaba y le impedía salir”. Según su esposo, la señora había ingresado a dicho cuarto el 25 de mayo de 2009 y permaneció allí hasta hace unos días.
Finalmente, con la ayuda del personal de la Policía, su cónyuge logró sacarla de su encierro y fue trasladada hacia un instituto mental, donde recibió tratamiento hasta que regresó a su hogar.