"Ella abandonó a los hijos y vino de afuera con el nuevo marido, y se pasaban por la casa y a mí no me gustó eso, por eso la denuncié en la comisaría e hice que los metieran al cepo. Yo no vuelvo a vivir más con ella", explicó Óscar Pineda.
La ley indígena que manda en la aldea marcó las 72 horas de cepo, calabozo y el pago a su ex marido de una cuota de 100 mil pesos colombianos (60 dólares) mensuales para mantener a los seis menores. La infiel deberá cancelar la primera cuota el 18 de abril.
Si bien la adúltera es ella, el joven de 18 que logró conquistarla también terminó en el cepo.