María pertenece a una familia pobre que habita una casita sencilla en un pueblito del estado de Ceará, región Nordeste de Brasil. Su famila, compuesta por el padre y su segunda esposa, han estado cuidando de ella desde que su propia madre falleció hace 13 años. La familia no puede proporcionar ningún tipo de tratamiento, cuya condición parece que se hubiera invertido si se hubiese tratado desde el nacimiento. María sigue viviendo como un bebé que ni siquiera habla y al que hay que atender en todas sus necesidades. Dora, la madrastra, la trata con todo el cariño del mundo y dice que es como un regalo enviado por Dios al que debe dar todo su amor.
Expertos de la facultad de medicina de la Universidad de Ceará creen que María sufre de una deficiencia severa de la hormona tiroidea. Como resultado de este hipotiroidismo, su cuerpo nunca ha sido capaz de desarrollarse ni física ni mentalmente.