
El vuelo parecía tranquilo, divertido como tantos otros para Tim y Razz, en Wisconsin, Estados Unidos. Sin embargo, cuando estaban a más de 2.500 metros de altura sus paracaídas se enredaron sin que pudieran colocarlos en posición correcta.
Ambos cayeron sobre un campo de maíz y aunque sobrevivieron, uno de ellos ha quedado tetrapléjico y el otro sufrió contusiones de menos consideración.