La obra consta de diez paneles de 9 metros de largo, en el que se pueden ver los moldes escultóricos de 400 vulvas – 40 en cada panel – de mujeres de 20 países y de entre 18 y 76 años, que se prestaron para brindar una réplica en yeso de su parte más íntima.
McCartney propuso hacer este proyecto tan amplio e inclusivo como sea posible. Por eso, se incluyen madres e hijas, gemelas idénticas, transexuales y vaginas sometidas a cirugía plástica, entre otras.
"Me di cuenta de que muchas mujeres sufren de ansiedad acerca de sus genitales, y yo estaba en una posición única para hacer algo al respecto", explicó el creador.
Esta preocupante tendencia a crear una vagina "perfecta" es el equivalente moderno de la mutilación genital femenina y sienta un precedente preocupante para las futuras generaciones de mujeres.
"Si esta escultura ayuda a una sola mujer que decide no proceder con la cirugía innecesaria de plástico en sus genitales, entonces tendrá éxito", comentó McCartney.