Según el fiscal, desde octubre de 2003 hasta septiembre de 2007, la intérprete, "alentada y ayudada activamente por sus padres", tocó el piano en el domicilio familiar durante ocho horas diarias un mínimo de cinco días a la semana, en una habitación que no estaba adecuadamente insonorizada. La música provocaba niveles de ruido "notablemente superiores" al límite de 30 decibelios que establece la Ley de Protección Contra la Contaminación Acústica para los instrumentos musicales.