Alexa González garabateaba unas palabras en su pupitre mientras aguardaba la llegada de su maestra de español.
"Lloré mucho. Hice dos pequeños garabatos, que eran fáciles de borrar. Ponerme esposas era innecesario. Pensé que sólo tendría que limpiarlo", señaló la menor, que hasta ahora había tenido un buen récord de asistencia a la escuela, a la que no ha vuelto desde el lunes porque fue suspendida.
El pasado martes, Camacho y su hija fueron a la Corte de Familia, donde a la niña se le impusieron, además, ocho horas de trabajo comunitario y un ensayo de lo que aprendió de esta experiencia. Camacho, de 49 años, aseguró que están viviendo "una pesadilla", mientras la Unión de Libertades Civiles de Nueva York condenó el acto.