
Este duro veredicto no es muy bien recibido por las jóvenes (especialmente por una de ellas), que le toca la carita a su amiga. Confesaba la agredida (poco, pero agredida al fin y al cabo) que desde entonces, no han hablado (tienen 17 y 18 años… son edades difíciles para que te digan que eres malísima cantando).