Todo empezó cuando la cara de la ahora popular Susan Boyle fue plasmada en una pizza. Luego, un diario británico acudió a diseñadores para que incluyeran en la culinaria, caras de las celebridades del mundo.
Esto consiste en que cada pizza tiene la cara de alguna celebridad. Es el caso de la estrella del Hollywood de los años 50, Marilyn Monroe, quien luce su inconfundible imagen entre queso y salchicha.
También se puede ordenar la pizza de Barack Obama, la de Elvis y Margaret Thatcher, entre otros.