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Secretos y claves para que las parejas funcionen

Laura Moreno

Cuando haces pareja con alguien sientes que tu relación es “especial” y diferente a las demás, tienes la convicción de que podrás casarte o convivir con tu “media naranja” y te gustaría que la dicha y el amor duraran “para siempre”.

Buena parte de los que rompen su relación creían al principio que su vínculo sería indestructible, pero la realidad se encargó de demostrarles, que siempre se despierta de los sueños.

Los expertos coinciden en que no se conocen “fórmulas mágicas” de la felicidad, porque cada pareja es diferente, y lo que es válido para algunas no le sirve a otras, y porque sus miembros van cambiando de conductas, sentimientos y actitudes, con lo que la compatibilidad inicial puede sufrir desajustes.

Existen una serie de consejos clave que ayudan a que las parejas funcionen:

El objetivo no es hacer feliz a otra persona

Una cosa es intentar agradar a tu pareja o regalarle momentos felices y otra diferente es pensar que su felicidad de depende de ti.

Cada persona debe saberse hacerse feliz a sí misma, porque de lo contrario no brilla con luz propia sino que “sólo arde cuando le aproximan una fosforo y después se apaga”.

La “química” es un requisito indispensable

Entre dos personas puede haber buena comunicación, compatibilidad, intereses comunes, una buena proporción de cariño y afecto. Pueden conocerse mucho, tener gustos afines o haber pasado juntos por muchas experiencias que los unen. Su vínculo puede estar basado en infinidad de ingredientes, pero si falta uno -esa atracción mutua que hace que deseen estar juntos y amarse- la relación tendrá poco futuro.

Si falta esa “energía o química” amorosa, esa misteriosa “sed del otro”, que hace que dos personas se atraigan como potentes imanes, que se salten “chispas” cuando se encuentran y que se estimulen recíprocamente, una mujer y un hombre sólo pueden ser buenos amigos. El amor de pareja está “regado” por el deseo.

Acepta al otro tal y como es

Uno de los primeros pasos hacia el amor incondicional y duradero, además de una buena dosis de compromiso con la relación, un cierto grado sano de sacrificio que permita ceder en algunos terrenos y una gran proporción de mucha lealtad y sinceridad hacia tu pareja, consiste en aceptar al otro tal cual es, en lugar de intentar cambiarlo.

No se puede exigir a nadie que se amolde a nuestras preferencias y deseos, contrariando seriamente los suyos, porque además de agotador es un empeño infructuoso, que a la larga conduce a tensiones, fricciones y conflictos.

Nadie es perfecto: tu compañero sentimental tiene defectos, pero tu también, ¿y quien no…? Nadie te obliga estar a su lado: lo haces por una libre elección. Si lo que te desagrada de la otra persona es tan intenso que no puedes vivir con eso, lo que tienes que plantearte es cambiar de pareja