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A los 89 años muere Fats Domino, pionero del rock ‘n’ roll

Diego García Rico

En apariencia, Fats Domino no era el típico ídolo adolescente. Medía 1,65 metros (5 pies con 5 pulgadas) y pesaba más de 91 kilos (200 libras), tenía una amplia sonrisa infantil y un peinado tan chato como la carátula de un disco. Pero Domino vendió más de 110 millones de discos, con éxitos que incluyeron «Blueberry Hill», ‘‘Ain’t It a Shame» y otros clásicos del rock ‘n’ roll.

Domino, el amigable pionero del rock ‘n’ roll cuyo beat obsesivo al piano y agradable voz de barítono ayudaron a cambiar la música popular aun mientras honraba la gran tradición de Crescent City, falleció. Tenía 89 años.
Mark Bone, jefe investigador de la oficina del forense en Jefferson Parish, Luisiana, dijo que Domino murió el martes por la mañana de causas naturales.

Su dinámico estilo interpretativo atrajo a multitudes a lo largo de cinco décadas. En una de sus acrobacias sensacionales, tocaba el piano parado, lanzaba su corpachón contra el instrumento al ritmo de la música y lo hacía rodar por el escenario.

Su versión de 1956 de «Blueberry Hill» fue seleccionada para el Registro Nacional de Grabaciones de la Biblioteca del Congreso de grabaciones de sonido históricas dignas de protección. La junta de preservación apuntó que Domino insistió en interpretar la canción pese a las dudas de su productor, y que sus «raíces de New Orleans son evidentes en las cadencias creole entonadas que agregan riqueza y profundidad a la interpretación».

Fue uno de los primeros 10 honrados por el Salón de la Fama del Rock and Roll y la Rolling Stone Record Guide lo comparó con Benjamin Franklin, el viejo adorado de un movimiento revolucionario.

Domino alcanzó el estrellato mundial, pero se mantuvo fiel a su ciudad natal, donde su suerte se desconoció inicialmente tras el paso del huracán Katrina en agosto del 2005. Resultó que el músico y su familia fueron rescatados por un bote de su casa, donde perdió tres pianos y docenas de discos de oro y platino, junto con otros recuerdos.
Muchos se preguntaron si volvería al escenario. Al hacerlo en el Festival de Jazz y Patrimonio de New Orleans en el 2006, solo llegó a quitarse el sombrero ante los miles de admiradores que lo vitoreaban. Su amiga Haydee Ellis dijo entonces que Domino estaba «bien, pero no como para actuar».

Sin embargo, en mayo de 2007, regresó y tocó en el club de música Tipitina’s en New Orleans. Los fans lo aclamaron, y algunos lloraron, mientras tocaba «I’m Walkin'», »Ain’t It a Shame», »Shake, Rattle and Roll», »Blueberry Hill» y muchos otros de sus éxitos.

Esa actuación fue un momento culminante durante varios años difíciles. Tras perder su casa y casi todas sus propiedades debido a las inundaciones, su esposa por más de 50 años, Rosemary, murió en abril del 2008.

Tras la tormenta Domino se mudó a Harvey, un suburbio de New Orleans, pero visitó con frecuencia su casa editora, una extensión de su viejo hogar en el Lower 9th Ward, inspirando a muchos con su determinación de permanecer en la ciudad que amaba.

Hijo de un violinista, Antoine Domino Jr. nació el 26 de febrero de 1928 en el seno de una familia que llegó a incluir nueve hijos.

De joven aprendió a tocar solo estilos populares — ragtime, blues y boogie-woogie — luego que su primo le dejó un viejo piano vertical en la casa. Fats Waller y Albert Ammons estuvieron entre sus primeras influencias.

Desertó la escuela a los 14 años, y trabajó de día en una fábrica mientras tocaba y cantaba en antros locales por la noche. En 1949 estaba tocando en el Hideaway Club por 3 dólares a la semana cuando firmó contrato con el sello discográfico Imperial.

Fuente: AP