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«De cómo un Rockero adolescente de Medellín conoce a Metallica» Por Juankiss

Laura Moreno
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Es posible que las fechas y los números me traicionen, es más, debo admitir que hice algo de trampa, antes de sentarme a escribir esto que usted lee, consulte la fecha de salida del álbum Kill em all de Metallica, 1983 (no tiene el mes de salida la página consultada)

Pero por que hacerlo? “La verdad se defiende solita” decía mi padre! Yo NO conocí a Metallica con el Kill em all, antes de ese trabajo una de sus canciones se “coló” en una recopilación que hacia la Metal blade records con bandas que apenas comenzaban y no tenían disquera, ese era el álbum que buscaba en internet, su fecha de salida. Esa recopilación era muy apreciada en mi época, el año es 1982 época donde estábamos escasos de posibilidades de conseguir nueva música de las bandas que leíamos en las revistas que nos compraban en USA, llámense parientes o amigos, Hit parader y Circus eran las preferidas por nosotros, esas revistas y la Metal massacre eran nuestra internet, ahí leíamos y escuchamos para mencionar solo algunas a Ratt, Armored saint, Slayer y Metallica.

Corría el año de 1983, el mes la verdad no lo recuerdo, es más, Llame a varios amigos de la época y ninguno logra dar con el mes exacto, tal vez usted amable oyente y lector de esto que escribo sea de mi época y recuerde el mes de llegada de esa primera Metal massacre a Medellín, yo no.

Solo 16 años tenía esta vida que ya casi llega a los 47, es decir, hace 31 años escuche por primera vez los acordes de Hit the lights de Metallica, no mencionemos a las otras bandas porque este escrito podría extenderse demasiado, además estamos aquí es para hablar de Metallica y no de Ratt.

Es importante resaltar que las bandas más “rápidas” y “pesadas“ de la época sin mencionar las de Punk claro, eran Motorhead y Anvil (Aun más pioneros que la banda en cuestión!) Entonces encontrar a cuatro muchachos de California tocando más rápido, con más furia, con una precisión impecable y con un sonido que conjugaba elementos de bandas como Judas priest, iron maiden y Black sabbath elevados a la enésima potencia! Era algo que no se veía todos los días.

Ya podrán imaginar lo que un adolescente de 68 kilos, pelo largo, jeans rotos en ambas rodillas manilla y correa de taches y camiseta de Kiss Love gun sintió cuando escucho esa maravillosa Hit the lights. Si no logran imaginarlo, permítanme se los cuento.

Yo quería coger una guitarra y hacer lo mismo! No quería dejar de escuchar esa canción, la oía y la oía y la oía, mi padre alguna vez entro a mi cuarto y me dijo: “Hijo, soporto el volumen, soporto esas guitarras que suenan como si tuvieran un corto, soporto a ese tipo que no canta sino que grita…Pero la misma maldita canción toda la noche nooo!!!»

Luego vendría más, mucho más! Mientras me tomaba unas cervezas con dos amigos en un barrio de Medellín, Laureles, por la avenida jardín, muy cerca de donde quedan los estudios de Caracol radio y Radioacktiva en Medellín actualmente, sonó el teléfono de la casa de mi amigo Mauricio Montoya, a quien yo ya había bautizado Bull Metal, el otro amigo en cuestión era Alejandro Oquendo, si, el mismo Alex Oquendo vocal de Masacre. Al otro lado de la línea un tipo, mayor que nosotros tres, que sin mayores señas solo conocíamos como Harrison de Manrique, otro barrio muy tradicional de mi ciudad, aunque más salsero y sobre todo tanguero por excelencia, en donde idolatraban a Carlos Gardel que vino a morir a Medellín en 1935 en el aeropuerto Olaya Herrera.

Mauricio colgó y dijo: «¡Vámonos, ya llego el álbum de Metallica!» Salimos los tres como almas que lleva el diablo, en el taxi y durante el recorrido imaginamos como sería el resto de canciones del álbum, reímos, de nervios tal vez, no sé, pero reímos mucho.

Cuando llegamos, Harrison tenía 2 álbumes, dos Kill em all, perfectamente empacados con su papel que creo era celofán, brillaban. Mauricio inmediatamente compro uno, el siempre inexplicablemente tenia plata en los bolsillos, siempre. Alex y yo nos miramos, le dije: “Yo tengo la plata para los materiales de dibujo del colegio», los tres estudiábamos en el colegio de la U.P.B. Y nos daban clase de dibujo, así nos conocimos, dibujando a Kiss, ah bueno, olvide decir que los tres éramos Fanáticos de Kiss, pero esa es otra historia.

Compre el disco y nos fuimos con los dos Kill em all de regreso a la casa de Mauro, tenía un equipo de sonido poderoso. Antes de entrar, dije, textualmente: ““ya entrado en gastos compremos media de guaro, lo amerita!” y así fue, me tome el primer trago a pico de botella, yo solo, a Alex no le gustaba el guaro y Mauricio no tomaba. Comenzó a sonar el disco…Hit the lights, sonaba hermoso, claro, tenía arreglos y una mejor producción y además Hetfield gritaba más que en la versión de la Metal massacre!. «Jueputa qué es esto» Grite, un trago más y comenzó The four horsemen, luego Motorbreath, Jump in the fire…Esa tarde lo escuchamos unas 6 veces, completo cada vez. La vida de esos tres adolescentes cambio para siempre, nunca más fue la misma, Metallica había llegado a nuestras vidas para quedarse, para ser casi que idolatrada. Metallica además, llego con un término muy despectivo que no se quien se inventó y que hicimos nuestro, todo aquel que no gustara del Rock n roll, en todas sus tendencias, era un “Casposo” que era nuestra versión del “Poser” de los gringos. Medellín se enamoró de Metallica, en todas las reuniones Rockeras de la ciudad sonaba ese álbum, todas las bandas locales querían tocar canciones de Metallica, en los almacenes de instrumentos musicales, los muchachos que aprendían a tocar la guitarra y llegaban a comprar o solo a averiguar precios, cuando pedían ensayarla, lo hacían con las notas del comienzo de Seek and destroy, igual a como los guitarristas de los 70’s ensayaban esas guitarras con el intro de Stairway to heaven, todos estábamos perdidamente enamorados de Metallica.

Mientras disfrutábamos de ese Kill em all, nos llego el Ride the lightning…Fight fire with fire, For whom the bell tolls, Creeping death…Maldita sea! Que poderío de banda! Claro que no falto el “Casposo” que con una cuchilla de afeitar rayo todo el track de Fade to black, yo lo vi, con mis propios ojos!. Él muy “Casposo” justificaba su horrendo sacrilegio diciendo que Metallica no podía tener baladas, que se habían “Caspiado”, que equivocado estaba, ese solo del intro de Fade to black es sublime. En 1985, cuando en el colegio unos profesores nos dijeron que para las fiestas de fin de año hiciéramos una presentación con un fondo musical, una pista de dos o tres canciones de “Cualquier” banda, inmediatamente nos miramos y dijimos en coro…METALLICA! Pero yo no simule cantar, yo cante o mejor, grite como gritaba James Hetfield!

Luego vino un EP que Mauricio logro conseguir, porque solo se prenso en Europa y que tenía “Blitzkrieg» y «Am I Evil?» original de una de las bandas que más influencio a Metallica, Diamond head, luego el potente Master of puppets, que fue como la graduación de la banda en las ligas mayores ya, después la muerte del Maestro Cliff Burton, a quien lloramos como si fuera familiar nuestro, que digo! Fue familiar nuestro, crecimos con el! Inolvidable esa época de mi vida.

Mi romance con Metallica llego hasta 1991, ese álbum negro es bueno, pero distinto a lo que me enamoro de ellos, aun así los seguí amando, pero después, la banda Metallica que ame e idolatre, cambio, ya no era la misma, solo me quedaron los recuerdos, pero eso es otra historia que luego les contaré.

Juan Kiss.