Finalmente, los médicos decidieron intentar salvarle de una manera inusual: inyectaron una dosis de etanol puro en sus arterias para provocar un ataque cardiaco controlado y matar el área del músculo del corazón que causaba el problema, lo que permitió que el ritmo cardiaco volviera a la normalidad.
El cardiólogo Tom Johnson, que dirigió la operación en el Instituto del Corazón en la ciudad de Bristol, afirmó que el estado del enfermo es “mucho mejor”. Añadió que la inyección de etanol era la única solución para salvarle, aunque las operaciones de este tipo se hacen en el Reino Unido en muy raras ocasiones.
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