Todos esperamos ansiosos de que al final del engaño, éstos les regalen una sonrisa ante la cámara y tomen lo acontecido como una grata experiencia, aunque en un principio parecía ser el peor día de sus vidas, pero no siempre es así.
A pesar de que comúnmente el final de las cámaras escondidas suele ser alegre, hay algunas víctimas que tienen poca aceptación a la burla, donde el victimario se acaba convirtiendo en víctima, al ser agredido en reiteradas ocasiones por un señor que le pareció de muy mal gusto la broma que le jugaron y más porque se metieron con su automóvil, uno de sus más preciados tesoros.
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