No es la primera vez que un ciudadano chino sobrevive de forma singular a caídas desde gran altura: en julio de 2007, un bebé de 10 meses en Shanghai, sobrevivió un impacto desde el octavo piso porque aterrizó en las ramas de un árbol.
Años antes, en abril de 2004, una mujer de la ciudad oriental de Nankín sobrevivió también tras caer desde un sexto piso, gracias a que cayó sobre una montaña de deshechos de alcantarilla dejada al pie del edificio ese día.
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