La denuncia la inició una mujer de la localidad de Malles, en el norte de Italia, cerca del corral donde se encuentra el animal, por las molestias que ocasiona a los vecinos con su canto al amanecer.
El dueño se defendió ante el juez diciendo que, de los cinco gallos que tenía, se había quedado sólo con uno ante las protestas de los vecinos, pero que necesitaba al menos ése para la supervivencia del corral.
Sin embargo, el magistrado no aceptó sus argumentos y le condenó a pagar la multa, aunque el propietario del gallo recurrirá la sentencia
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